Si todavía no existe entre la sociedad conciencia sobre la higiene y salud auditiva, la despreocupación es mayor cuando se trata de afecciones del oído de carácter leve.  Los desplazamientos en medios de transporte como el avión son los principales causantes de estas dolencias que aunque inocuas son muy molestas y afectan a otros órganos del cuerpo. Desde pitidos o zumbidos hasta mareos y vómitos. ¿Cómo evitarlos?

Cuando uno se sube a un avión si no toma las precauciones adecuadas, lo más habitual es que sufra un barotrauma en el oído. Éste no es más que un traumatismo fruto de los cambios de presión debido al cambio de altitud que produce dolor, hipoacusia o taponamiento.  Ocurre también aunque con menor intensidad cuando vamos en coche subiendo un puerto de montaña o atravesamos un túnel.

miedo-avion-Para minimizar los efectos del cambio de presión, haz lo siguiente. Si estás resfriado o tienes alergia la situación se agravará todavía más ya que la trompa de Eustaquio estará obstruida por la congestión.  Unos antihistamínicos podrían reducir la inflamación  y por tanto la entrada de aire.

Bostezar, marcar chicle o simples movimientos de mandíbula son los ‘remedios’ más comunes. En un estado normal, deglutimos cada cinco minutos, precisamente para compensar la presión entre el oído externo e interno. Esta maniobra debe realizarse en intervalos de tiempo mayores porque los cambios son tan bruscos. Por este motivo, también hay que evitar quedarse dormido ya que la deglución es más lenta.

Si eso no funciona, hay que poner en marcha la ‘maniobra Valsalva’ que consiste en aumentar la presión en la faringe tapando la nariz y la boca y soplando a la vez.