La mayor parte de las publicaciones hacen referencia a que la vida sana pasa por una buena salud cardiovascular, nutricional, psicológica y un largo etcetera pero en esa larga lista suelen dejarse por el camino la audición. El bienestar físico y mental de un individuo no se entiende sin una buena salud auditiva.
Ante el primer síntoma de que se merme nuestra escucha debemos ponernos en contacto con un especialista para que determine mediante una audiometría nuestro nivel de audición. Así como estar alerta de aquellas personas de nuestro entorno que pueden estar pasando por un trance semejante.
Pon a prueba tu audición
El problema es que la pérdida auditiva, salvo causa congénita o accidente, suele ser un proceso progresivo del que apenas nos damos cuenta hasta que los síntomas son demasiado evidentes.
- Si empiezas a pensar que tu compañero susurra demasiado, el problema es tuyo.
- Tu entorno escucha el volumen que desprenden tus auriculares cuando estas escuchando música.
- Si empiezas percibir dificultad para comunicarte en espacios ruidosos como discotecas o en medio de un atasco.
- Ciertos sonidos como el tic tac de tu reloj de la mesilla o el timbre de casa pasan desapercibidos para tus oídos.
- Necesitas cada vez mayor concentración para poder seguir el hilo de las conversaciones.
- Si bien sonríes y mueves la cabeza en señal de aceptación cuando solo has entendido un par de palabras de la frase, o si te das cuenta de que mandas repetir a las personas justo lo que acaban de comunicarte.
Ante estos signos de pérdida auditiva, uno no debe alarmarse ya que podría tratarse de otro trastorno auditivo de carácter leve. Con todo, antes de llevarte las manos a la cabeza cuida tus oídos, son parte de tu salud.