Los piercings y pendientes son en nuestra sociedad una tendencia moderna, del siglo XXI. Aunque en otras culturas es algo habitual, aquí han crecido en popularidad en los últimos años y muchas personas, sobretodo jóvenes, se animan a hacerse uno en la oreja.

El principal problema de esta moda es que hacerse un pendiente requiere unos cuidados posteriores que, si no se llevan a cabo, pueden provocar infecciones. Estos cuidados requieren, sobretodo, una amplia higiene: lavarse las manos antes de tocar el piercing, lavarlo a menudo con jabón y agua y aplicar alcohol. Los primeros seis meses se recomienda no quitárselo para que el agujero no se cierre.

En el caso de que aparezcan rojeces, inflamación o si el agujero supura líquido amarillo y no se nos cura rápidamente, deberíamos acudir al dermatólogo.

Piercing tragus

El Piercing tragus es el que se hace en el trago, un pequeño cartílago que sobresale cerca de la vía que conduce al canal auditivo. En los últimos años, este tipo de perforación ha ganado mucha fama porque, aunque el momento de hacerse el piercing no duele en exceso, si que es uno de los más difíciles de cicatrizar.

Además de las causas habituales de infección, en la oreja y en el trago suelen aparecer con más frecuencia por el contacto directo con el pelo o con residuos de champú y otros productos. Además, al ser una zona tan pequeña de la oreja, en casos extremos de inflamación el pendiente puede quedarse atrapado en la piel y se debería practicar cirujía para solucionarlo.

Ya sabes, si decides hacerte una perforación en la oreja, recuerda que la higiene es esencial.