Se acaba el año 2015 y la noche que da paso a 2016 es motivo de felicidad y alegría, de brindar por los propósitos para el nuevo año. Y sí, es una noche que también va acompañada de fuegos artificiales y petardos.
Los petardos no tienen por qué afectar a la salud auditiva, pero si superan los 120 decibelios y hay una sobreexposición a estos ruidos, puede existir un riesgo de padecer una lesión en el aparato auditivo.
La Unión Europea establece estos 120dB como máximo porque es aquí donde se sitúa la barrera del dolor. Los petardos pueden generar entre 65 y 120dB. Si de todas maneras nos vamos a exponer al ruido de petardos en noche vieja o año nuevo, os dejamos algunas recomendaciones para evitar posibles lesiones:
- Alejarse al máximo de la explosión para evitar la exposición al ruido
- Utilizar tapones específicos para aislarnos del ruido.
La consecuencia más frecuentes de exponernos a estos ruidos a poca distancia es la aparición de acúfenos, que provoca que la persona escuche ruidos en los oídos durante horas o días.
Si el ruido fuera mayor, podríamos sufrir un trauma acústico, una lesión que provoca dolor y que suele ser temporal aunque, dependiendo de la gravedad puede ser permanente.
La mejor manera de no llegar a estos extremos es la prevención y hacer un uso responsable de petardos o fuegos artificiales. Sin olvidarnos, como no, de disfrutar.