Aunque la recomendación de la comunidad médica es que pasemos una revisión auditiva anual, no somos demasiados los que cumplimos este propósito. Si normalmente vamos al dentista a revisión una vez al año o al oftalmólogo ¿qué nos impide pasar a ver a nuestro especialista en salud auditiva?
En los niños esta revisión es especialmente importante, pues la audición influye en el rendimiento escolar y en su desarrollo del lenguaje. Los niños que sufren algún tipo de pérdida auditiva suelen no entender las frases completas y eso hace que bajen considerablemente su rendimiento escolar. Este es uno de los primeros síntomas que pueden alertarnos de su pérdida de audición.
Además, existen otras señales que nos avisan de que el niño puede estar sufriendo problemas auditivos, como que no nos haga caso al llamarle, que entienda mal nuestras preguntas o que suba el volumen del televisor o de la música por encima de lo habitual.
Por ello, una vez al año no estaría de más que nuestro pediatra revisase la salud de nuestros pequeños, y si detecta cualquier mínima anomalía, sean remitidos a un profesional especializado.
Las audiometrías son pruebas diagnósticas totalmente indoloras, no invasivas y que no causan ninguna molestia, y nos pueden ayudar a detectar los problemas auditivos en su etapa inicial, lo que nos permitirá actuar con mayor rapidez en caso de anomalías.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda llevar al niño al médico si presenta dolores en los oídos, supuración, pérdida de la audición, si tiene problemas para aprender a hablar o bien no entiende cuando otra persona le habla.
Así mismo, es importante vigilar la evolución de las otitis, tan frecuentes en los más pequeños de la casa. Una otitis mal curada puede dar lugar a una pérdida auditiva.
No lo dudes y lleva a tu pequeño a una revisión con un profesional.