Entre las preguntas que nos hacen los nuevos usuarios, una de las más frecuentes es si el oído se volverá perezoso al llevar audífonos, o en otras palabras, si tendrá oído vago.
Es lógico que los usuarios primerizos tengan esta duda, ya que es un mito que suele circular entre las personas que nunca han llevado audífonos. La respuesta rotunda es no. Es un falso mito sin ninguna base real y, a continuación, te explicamos por qué.
Oído vago: El origen erróneo de este falso mito.
Todos somos conscientes de que el oído no debe estar expuesto a volúmenes muy altos. Esto es cierto, pero tiene un matiz importante: no funciona de la misma manera en oídos sanos que en oídos con pérdida auditiva .
En el caso de oídos sanos, lo que hacen los volúmenes altos es sobreestimular nuestras células auditivas. Es decir, el oído sano empieza a oír a un volumen bajo y todo lo que es mucho más alto en cuanto a volumen es un exceso de estimulación, que desgasta su interior.
En cambio, en el caso de una persona con pérdida auditiva, esta estimulación comienza mucho más tarde, lo que hace que se necesiten volúmenes mucho mayores para que las células se sobreestimulen.
Como el nivel que necesitan para ser estimulados es diferente, el nivel que necesitan para ser sobre estimulados también es diferente.
Las consecuencias de la pérdida de audición.
Más allá de ayudarte a oír, otro de los principales objetivos de los audífonos es estimular tus células auditivas de forma correcta y en la medida adecuada.
Debemos tener en cuenta que todo lo que suene por debajo del nivel de tu pérdida no es capaz de generar estimulación alguna. Por lo tanto, el sistema auditivo permanece inactivo durante más tiempo de lo normal ya que buena parte de los sonidos cotidianos no le hacen reaccionar.
Esta inactividad conduce a una degradación del funcionamiento de su audición. Podríamos decir que se atrofia.
Además, si esta pérdida auditiva se mantiene en el tiempo sin aplicar ningún tipo de solución, no solo se degradará el propio oído, sino también las zonas del cerebro que te ayudan a entender el habla. Al no recibir toda la información que necesita, su rendimiento empeora, lo que hace que este sea un problema aún más difícil de resolver.
El oído necesita ejercicio.
Todo lo que hemos comentado anteriormente lleva a una conclusión clara: si necesitas audífonos, cuanto más te demores en utilizarlos, más difícil será corregir tu pérdida .
Muchas personas piensan que, mientras puedan arreglárselas, se quedarán sin audífonos. Sin duda, es un gran error ya que el oído necesita ejercitarse para mantenerse lo más saludable posible.
Es como cuando una persona deja de hacer deporte y lleva una vida sedentaria. Su buen estado de forma cada vez es peor y llega un momento en el que le afecta en el día a día. En ese momento decide volver a hacer deporte, pero lo que antes le resultaba fácil ahora es un esfuerzo extenuante. Cuanto más tiempo no hayas ido al gimnasio, más difícil será volver a estar en forma.
En cuanto a tus oídos sucede igual, también necesitan ir al gimnasio con regularidad.