La utilización de instrumentos para mejorar la audición se remonta a la época prerromana. Su evolución a lo largo de los siglos, no siempre vinculada a la estética, comodidad y eficacia, ha dado lugar a que en el imaginario colectivo se asienten mitos sobre los actuales audífonos que nada tienen que ver con la realidad. En Oir Vital Tenerife vamos a echar por tierra las ‘leyendas urbanas’ les rodean y que flaco favor hacen a la salud auditiva de la sociedad.

Los audífonos son para personas mayores

Si bien es cierto que la pérdida de audición se hace patente a medida que uno envejece (presbiacusia), existen determinadas circunstancias genéticas, enfermedades y accidentes que dificultan la audición en niños y jóvenes. Negar la evidencia no hace más que estigmatizar un problema que afecta a la población en general y provoca que las personas afectadas retrasen la decisión de utilizar un audífono por miedo a ser señalado.

Un audífono amplifica el sonido como un altavoz

Quien sostiene esta afirmación se ha quedado en el siglo XIX. Los actuales aparatos son tan sofisticados que incluso se adaptan a la problemática que cada individuo puede tener con los diferentes parámetros de audición y diferenciando los sonidos de los distintos ambientes.

Los audífonos son todos grandes

En línea con lo anterior, el paso del tiempo ha hecho que estos elementos adquieran un mayor carácter estético, tanto en material como en forma y tamaño. Estos apenas se perciben a no ser que uno pegue la mirada en la oreja de quien lo lleva.

La mayor parte de la gente no se los puede permitir por su elevado coste

Además de que las diferentes administraciones conceden ayudas y subvenciones para que personas con menos recursos puedan utilizar un audífono, empresas como Oir Vital Tenerife dispone de una suite de audífonos de tecnología digital de última generación a precios un tercio más económicos que en otros centros. Además de tres años de garantía y un año de pilas gratis.

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