Está claro que realizar una actividad deportiva es algo sano y no seremos nosotros quienes te digamos que no lo hagas, pero ¿has pensado lo alta que está la música en tu gimnasio?

Es cierto que la música nos motiva en ciertas actividades deportivas, sobre todo en las aeróbicas, pero un estudio de la Universidad George Mason en Virginia dio como resultado que el volumen de la música en la mayoría de gimnasios supera los niveles máximos recomendados por todas las asociaciones sanitarias.

Si el ruido es fuerte y duradero en el tiempo, puede dañar nuestros oídos. Teniendo en cuenta que la asistencia al gimnasio es una actividad que generalmente se realiza varias veces a la semana, podemos acabar sufriendo hipoacusia o acúfenos.

Además, estas instalaciones no siempre disponen de equipos adecuados, lo que provoca ruidos y distorsiones al subir el volumen de la música.

Otro estudio del instituto sueco Swedish Institute of Working Life demostró que aunque se baje el volumen de la música, los alumnos siguen realizando el mismo esfuerzo físico, así que ¿por qué someter a nuestros oídos a semejante presión?

Si nos exponemos a un nivel de 99 dB o superior durante más de una hora de forma habitual, existe un riesgo enorme de que se produzca una pérdida de audición. Este volumen, desafortunadamente, se supera demasiadas veces dentro de los gimnasios.

Si el gimnasio al que acudes habitualmente tiene la música demasiado alta, te recomendamos que cambies de establecimiento o que hables con los responsables del mismo. Otra de las soluciones es protegerte del volumen alto mediante el uso de tapones o bandas de neopreno que cuiden tu canal auditivo. Ya sabes que con la salud de tu oído no se juega.

Si notas cualquier tipo de molestia en los oídos y estás en un ambiente de música alta con frecuencia, visita de inmediato a tu profesional de la salud.