Todos sabemos que para conducir, necesitamos tener los cinco sentidos en la carretera, pero ¿qué ocurre si tenemos discapacidad auditiva?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población mundial (360 millones de personas) padece pérdida de audición discapacitante. Este porcentaje es significativamente mayor dentro de las personas que superan los 65 años.

El sentido del oído nos permite recibir mucha información relacionada con la conducción. Esta información puede venir desde el exterior del vehículo (pitidos, sirenas de vehículos de emergencias, etc.) como desde el interior (funcionamiento del motor, indicaciones de otros pasajeros, la radio, etc.).

La normativa que regula las aptitudes psicofísicas de los conductores está recogida en el Anexo IV (apartado 2 capacidad auditiva) del Reglamento General de Conductores. Los requerimientos son diferentes en función del tipo de permiso, y son más exigentes para los permisos del grupo 2 (permisos profesionales) en los que a partir de una determinada pérdida de audición (con o sin audífono) no está permitido conducir.

Sin embargo para un permiso del grupo 1º, es decir, permiso no profesional, superado el límite establecido de pérdida combinada 45% (con o sin audífono)- esto lo dirá el informe médico-, los afectados podrán conducir llevando espejo retrovisor exterior a ambos lados del vehículo e interior panorámico. Sin embargo, debemos recordar que no deben existir alteraciones del equilibrio, pues en este caso no se puede ni se debe conducir.

Los consejos que nos ofrece la DGT para conducir con hipoacusia son, entre otros:

  • Seguir las indicaciones de los servicios de prevención para evitar los traumas acústicos.
  • Comprobar siempre la disposición de los espejos retrovisores de su vehículo, para compensar la pérdida de audición.
  • Evitar conducir con la radio o música a un volumen elevado.
  • Revisar y mantener en correctas condiciones los audífonos.
  • Ante cambios en prótesis auditivas, intentar no conducir hasta adaptarse completamente a ellos.
  • Tras intervenciones quirúrgicas del oído, no conducir hasta pasadas al menos tres o cuatro semanas.

Recuerda que lo más importante es tu seguridad y la de los demás.